lunes, 6 de septiembre de 2010

QUE ES LA NATURALEZA

Entrando al siglo 21, estamos enterados de manera jamás vista sobre lo que llaman la naturaleza. Para muchos, el conocimiento del término “naturaleza” se relaciona a las cosas no humanas que debemos proteger o conservar para evitar consecuencias graves. Un árbol, una flor, un ave, la lluvia, y hasta el sol subiendo sobre el horizonte - todos son percibidos como ejemplos de la naturaleza. La palabra “naturaleza” viene de la palabra Latina “natura,” la cual significa “carácter natural de las cosas.” Esta es derivada de la palabra Griega “physis,” que se refiera a la forma espontanea en la cual los animales y las plantas crecen. Mientras mas graves se convierten los problemas ambientales, mas quiere el publico que la sociedad tome acciones para proteger “la naturaleza.” Esto incluye todo lo que existe menos las cosas hechas por el hombre. Por esta razón, la definición es extremadamente ambigua, llevando a diferentes personas y culturas a tener percepciones diferentes sobre existencias biofísicas y el valor que les damos como sociedad.
Personalmente, me es claro que los humanos existimos en un mundo con ambientes diferentes controlados por las actividades biofísicas en nuestro alrededor. Entiendo que para lograr una sociedad sostenible - que pueda seguir avanzando y mejorando la calidad de vida de sus miembros indefinitivamente - se debe proteger y usar racionalmente e creativamente los recursos naturales y el capital humano. Pero también me es claro que para evitar los problemas de una definición ambigua como la de la palabra “naturaleza,” es necesario crear una definición específica o una percepción sobre la realidad que justifique nuestras acciones.
El problema del uso ambiguo de la palabra “naturaleza” es que es relacionada con cualquier actividad o idea humana que tenga en menta su mejoramiento. Por lo tanto, un político que quiera evitar las consecuencias graves del cambio climático es relacionado al “medio ambiente” o “la naturaleza,” aunque en realidad su mensaje sea más relacionado a la posibilidad de la sociedad humana de lograr una mejor calidad de vida en el futuro para todos. Por la misma razón, un “ecologista” que recomienda reducir la contaminación del aire o del agua para prevenir problemas de salud humana es típicamente denominado como alguien con un “interés especial,” aunque su único interés sea proteger la salud de los residentes de su ciudad. Este problema es el cual ha ocasionado una oposición fuerte contra tales “ambientalistas” de todos tipos y una percepción de que el “medio ambiente” o “la naturaleza” es un “interés especial” aunque en la gran parte se trate directamente sobre la calidad de vida de los humanos.
Como humano, justifico poner la calidad de vida de todos los humanos antes de cualquier otra cosa. Aunque muchos me denominen como “ambientalista,” “naturalista,” o algo por lo parecido, mis esfuerzos son típicamente por el bien de la humanidad y no tanto por el bien de algunas especies, un bosque, o aquellas cosas típicamente asociadas con la “naturaleza.” Esto es porque veo la percepción popular de “naturaleza” y “medio ambiente” como excesivamente confusa y por lo tanto pobremente entendida. Este es un intento de aclarar este problema para un mejor entendimiento.
Pensemos en un ejemplo típico de “naturaleza,” tal como un bosque. Un bosque verde y prístino es percibido como natural porque por la mayor parte no existe la influencia humana en tal ecosistema. La comunidad de plantas se formo sin intervención humana. Es algo donde existe la paz y harmonía, según la percepción popular. El bosque soporta la supervivencia de muchas especies y por alguna razón es mejor dejarla así que ponerle nuestras manos.
Por mi parte, veo tal bosque primeramente como un beneficio a la calidad de vida humana. Los bosques ofrecen muchos servicios importantes para nuestra calidad de vida. Los servicios son los productos de las funciones - las actividades y los espacios que mantienen estabilidad temporal - de las comunidades de un ecosistema. Incluyen la estabilización del clima regional (y en algunos casos, global), la purificación y el control de flujo del agua, la contribución de insectos para la polinización en la agricultura, la provisión de madera y otros productos forestales, entre otros. También percibo el bosque como una comunidad de plantas con especies en plena competición y sin ninguna piedad a otras especies que no son necesarias para su supervivencia.
Es un bosque con especies que supieron cambiar genéticamente con el tiempo y se adaptaron a su región, y por lo tanto habitan el lugar calificado como bosque o, popularmente, “naturaleza.” Si pensamos, esto no es diferente a lo que hacen los humanos. Las plantas y los animales que habitan un bosque habitaron dicha localidad porque es donde mejor pueden sobrevivir o donde más lejos lograron llegar. También están compitiendo sin piedad para asegurar su dominación sobre el ecosistema. Los humanos, por otro lado, hemos creado ciudades porque en ellas podemos sobrevivir mejor. En las ciudades, existen todos los recursos que requerimos, incluyendo la interacción social. Es típicamente lo que mejor pudimos hacer con nuestra estructura social para mejor poder sobrevivir. ¿Cuál es la diferencia?
La única diferencia entre el bosque, manglar, o arrecife coralino y la ciudad humana es que nosotros, como especies con capacidad pensativa, lamentablemente y afortunadamente percibimos cada lado de forma diferente a lo que pudieran percibir otras especies. Si las especies en el bosque pensaran, creo que verían a los humanos tal como algunos ecosistemas verían a las especies invasoras de hoy que toman control del ecosistema con el tiempo. Como humanos, tendemos a percibir lo que no está conectado a nuestra estructura social directamente de forma ambigua. Es por eso que hoy, aunque hemos cuantificado problemas “ambientales” e concluido que estamos en gran peligro, todavía percibimos el uso sostenible de los servicios que otras especies en agregado - servicios ecológicos - nos proveen como “interés especial” que tiene importancia pero que no dicta nuestra sobrevivencia.
En el siglo 21, la comprensión de lo que en realidad significa el desarrollo sostenible - la optimización del desarrollo humano para una mejor calidad de vida en el largo plazo - será significativamente importante. Y no será importante por la percepción popular de la “naturaleza” o el “medio ambiente,” sino porque es la única forma que podremos prevenir la sobrevivencia de la mayoría de la población humana en este siglo. El cambio climático, la escasez de agua fresca, la posible disminución de la producción agrícola, el crecimiento de la población humana, la perdida de la biodiversidad, y la falta de gobernabilidad representativa (la cual es necesaria para el desarrollo sostenible y no significa lo que popularmente se le llama hoy “democracia”) son temas que dictaran el futuro de la sociedad humana.
Nunca en el pasado la población humana había visto la calidad de vida que tiene hoy, aunque existe mucha desigualdad y otros problemas. Para seguir llevando una mejor calidad de vida a los que todavía no tienen el nivel de una gran parte de la población e incrementar la calidad de vida de la que ya tiene una muy por encima de lo que era típico, es necesario el desarrollo sostenible - la optimización del crecimiento humano para que este pueda ser indefinido. Pero para lograr esto, primero se debe entender lo que es. Quizás se pueda empezar por entender las percepciones que hemos tenido sobre nuestro mundo y las realidades que existen y enfrentamos. Se trata de eliminar la categorización de los tres pilares del desarrollo sostenible - medio ambiente, estado social, y economía - como “intereses especiales” y el entendimiento de cada uno como dependiente del bienestar de los otros dos. Esta sería una mejor percepción de lo que todos queremos decir con “naturaleza.”

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